Especialmente durante sus primeros meses, pero también el resto de su vida, fomentar un vínculo emocional con tus hijos, a través del apego, les ayuda a desarrollar su personalidad e inteligencia
Cierra los ojos y piensa en la primera vez que tuviste a tu bebé en brazos. ¿Lo visualizas? ¿Y la primera vez que agarró el dedo con sus manitas? Es cierto que dicen que es un acto reflejo, pero la magia que hay en esos dos momentos es difícil de olvidar. Como es imposible borrar de la mente la primera vez que te colocan a tu bebé encima, después de haber dado a luz. Te confieso que me emociono sólo de recordarlo.
Si estás ahora mismo embarazada y es tu primer bebé, estoy segura de que el día que supiste que ibas a ser mamá o cada vez que notas las pataditas y movimiento de tu bebé en tu viente, también son momentos muy especiales.
Pues bien, si esto es especial para ti, imagina lo que supone para él tenerte cerca, sentir que estás a su lado o que atiendes a sus necesidades y miedos cada vez que lo necesita. De ahí que practicar una crianza de apego desde el primer momento, incluso desde que está en tu vientre y acaricias tu tripa o le hablas como si lo tuvieras delante, es primordial para tu bebé.
¿Por qué? Los expertos en crianza lo tienen claro: es la mejor manera de que el bebé desarrolle una personalidad segura, así como su inteligencia. Por eso, los bebés necesitan estar piel con piel con sus madres y por eso también es importante que el padre o la pareja de la madre estén también muy cerca, para que el vínculo emocional con esa otra persona también sea completo.
Los 8 fundamentos de la crianza con apego
El pediatra William Sears es el precursor de estos fundamentos, basados en la psicología del desarrollo, del psicoanalista John Bowbly. Una teoría bajo la cual se asegura que un fuerte enlace emocional con los padres y, en especial, con la madre, durante la infancia, contribuye a desarrollar una personalidad más segura, un mejor comportamiento y a tener relaciones humanas más sanas, tanto durante la niñez, como durante la adolescencia y la madurez.
Estos 8 principios son los siguientes:
- Contacto piel con piel nada más nacer. Es decir, que el bebé sienta que su madre está con él desde el primer momento. Su olor y su calor le harán sentirse más seguro.
- Lactancia materna exclusiva, al menos, hasta los seis meses. Es algo que también recomienda la OMS. A partir de ese momento, la lactancia se prolongará hasta que el bebé y la madre quieran. La lactancia será a demanda, por lo que si estás en la calle y hace algo de frío, no olvides taparle con un arrullo que tape un poco su cabecita y que le permita, al mismo tiempo, estar calentito, a la vez que cerca de ti. Un cojín de lactancia también se convierte en el mejor aliado para esos primeros meses en los que parece que sólo estás dándole el pecho todo el día al bebé.
- Colecho. O dormir lo más cerca posible del bebé. Esto ayudará a que tu bebé se sienta protegido mientras duerme, le costará menos hacerlo y se sentirá más seguro cuando lo haga. Si no quieres que duerma directamente contigo en la cama, siempre existe la opción de las cunas de colecho, que son perfectas para que el bebé sienta que duerme contigo, pero cada uno tenga su espacio. En este sentido, también es importante elegir un buen colchón de cuna de colecho, para un mejor descanso. Otra opción para este caso es meterlo contigo en la cama, pero dentro de un nido, como por ejemplo, el nido Classic Dot de Liewood, el cuál, además, se puede transportar y, por tanto, te lo puedes llevar contigo donde quieras, tanto dentro como fuera de casa.
- Llevar al bebé contigo. Y aquí es donde algunas abuelas entran a decirte que no es bueno coger tanto al niño porque lo vas a consentir. ¡No les hagas caso! Tu bebé te necesita a ti y te necesita cerca, así que cógelo las veces que lo necesite y si quieres dormirlo contigo o tener las manos libres para poder hacer más cosas (porque sí, al principio pueden ser muy demandantes), utiliza un portabebés.
- Haz caso de su llanto. Especialmente los primeros meses, el bebé llorará cada vez que se sienta inseguro o incómodo, tenga miedo o le duela algo. Por esta razón es importante atender al llanto del bebé y aprender a distinguir (tranquila, todo llega) los diferentes motivos por los que tu bebé llora. A veces será sólo que te necesita. Y puede ser de día o de noche. Así que no te olvides de tener siempre una muselina en la mesilla de la cama, para esas noches en las que te tienes que levantar y pasear con tu bebé en brazos, para calmar su llanto.
- Hábitos y disciplina flexible. Porque está claro que hay que poner un cierto orden en nuestra vida y, especialmente en la de ellos. Los hábitos les tranquilizan, pero también han de ser flexibles, porque ningún día es igual a otros. Tómatelo con calma. Cada niño es un mundo y cada día es una nueva aventura.
- Equilibrio. Ni demasiados estrictos ni todo lo contrario. La balanza perfecta tanto en la crianza de un bebé, como en la vida en general, está en el equilibrio. Esto es algo que es bueno inculcar en ellos desde niños, de manera que luego lo apliquen a los diferentes ámbitos de la vida.
- Crianza compartida. Porque aunque es cierto que en los primeros meses de vida de un bebé la calidez y cercanía de la madre son básicos, también lo es que el padre o la pareja de la madre y sus cuidadores habituales tengan un papel importante a la hora de la crianza con apego. Con el paso del tiempo, también es una muestra de igualdad y de saber que tiene más apoyos y personas que también le quieren y para las que es importante.
En resumen, estos 8 principios se basan en tener una relación muy cercana, de cariño y comprensión constante con tu hijo, de manera que se desarrolle con una personalidad más fuerte e independiente y pueda afrontar mejor su vida presente y futura, a nivel emocional.